Tumbado sobre un banco inclinado a 45º y las mancuernas partiendo de las rodillas o del suelo, nos tumbamos y movemos el peso del mismo modo que si se tratase de la barra, con la salvedad de que permite un acercamiento de las mismas (cerrando) en su parte final del movimiento.
En teoría, se debería favorecer un trabajo proximal del pectoral cercano al esternón, sin embargo, no existen grandes diferencias, pues todo el músculo se contrae al no haber inserciones a medio camino entre la zona intermedia y la externa. Lo que sí parece cierto es la mejora en la naturalidad del movimiento. Por otra parte, al permitir bajar más las mancuernas, también mejora la flexibilidad, aunque en este último caso la carga no debe ser muy alta para evitar lesiones.
La principal desventaja es que se suele manejar menos peso que con la barra, debido a los movimientos de colocación en la postura, pues se parte de una posición baja (no sacando el peso desde arriba) y se corre un mayor peligro de desestabilización cuando la serie llega a su final por el agotamiento muscular (que en muchas ocasiones viene del tríceps).