Padre cachas, Padre fofo (Parte III)

Por Jesús Gallego

El contraste entre padre fofo y padre cachas no podía ser más claro. 

Retomo el relato exactamente donde lo dejé, para que te reenganches rápido. 

Padre fofo vivía en un estado constante de frustración y, aunque dijera que disfrutaba la vida sin privarse de nada, no se sentía a gusto consigo mismo. 

Cada intento de mejorar su salud le recordaba lo complicado que era seguir planes que no se adaptaban a su vida real. 

Su cuerpo se debilitaba por fuera, pero también por dentro. 

Su ánimo caía con cada nuevo intento fallido. 

Salía a comer fuera, viajaba por trabajo, y esos planes que intentaba no le ofrecían ninguna flexibilidad, por eso lo dejaba.

Sus continuos fracasos en el gimnasio y con dietas solo hacían que se sintiera peor, atrapado en un ciclo de falta de energía, baja autoestima y un deterioro general de su salud y bienestar. 

Esta frustración no solo afectaba su cuerpo, sino también su mente y su ánimo, llevándolo a un rendimiento laboral más flojo y relaciones personales complicadas.

Por otro lado, padre cachas descubrió una manera completamente diferente de cuidar su salud, que no solo le proporcionó resultados físicos impresionantes, sino que también mejoró cada aspecto de su vida. 

En este sentido, la Calculadora de Macros fue clave. 

No hacía falta tener conocimientos previos de nutrición para aprender a manejarla rápido y poder planificar sus comidas de manera flexible.

Podía ajustar las cantidades de los alimentos según sus necesidades y preferencias, disfrutando de la libertad de poder comer cada día lo que le apeteciera siempre que se mantuviera dentro de sus macros diarios.

Gracias a esta aplicación y a un enfoque de entrenamiento de fuerza eficiente de 4 días a la semana, padre cachas pudo integrar hábitos saludables de una manera que encajaba perfectamente con su vida ocupada. 

Sus entrenamientos eran efectivos, pero no le llevaban mucho tiempo, y su forma de alimentarse no se parecía en nada a una dieta tradicional. 

“Hijo, si alguna vez quieres ponerte cachas como tu padre, aprende a cuadrar a tus macros, que las dietas de pollo, arroz, merluza y brócoli las carga el diablo”.

Eso me decía mientras le quitaba lo blanco al jamón serrano, antes justo de comérselo con 120 g de pan chapata, un tomate exprimido y una cucharadita de aceite de oliva, que era una merienda bastante habitual.

En lugar de sentir la presión y la culpa de no cumplir con un régimen estricto, padre cachas sentía que tenía el control y la libertad de hacer elecciones que le beneficiaban tanto a corto como a largo plazo. 

Su energía, confianza y felicidad se reflejaban en su éxito profesional y en la calidad de sus relaciones.

Gracias a él entendí que el verdadero cambio no requiere sacrificios extremos o una fuerza de voluntad sobrehumana. 

Se trata de encontrar un método que se adapte a tu vida, no al revés. 

Y colorín, colorado.. Aquí tienes su legado (y un pareado):

EL VÍDEO QUE LE CAMBIÓ LA VIDA A PADRE CACHAS

PD1: empezamos de forma oficial el día 12, con la clase en directo, pero si te apuntas ahora te vas a llevar, gratis, una rutina de entrenamiento (la de diciembre) y el acceso a la aplicación que le cambió la vida a mi padre.

PD2: pagas 67 ahora y el siguiente en febrero. 

PD3: no te voy a decir que había 1.000 plazas y las cubrí todas, pero lo que sí te puedo decir es que ya hay casi 40 personas apuntadas, y que, si estás dentro, ese precio (que pronto subirá a 100) se te mantendrá siempre. 

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